martes, 1 de mayo de 2012

juego de cartas: gran dalmuti

El gran Dalmuti

El gran Dalmuti es un juego de cartas no coleccionable abstracto de Richard Garfield. Es un juego muy sencillo recomendado para todo tipo de públicos (también para niños). Las reglas son muy simples. Hay cartas del 1 al 12, habiendo tantas cartas en la baraja como su cifra (hay cuatro cartas con el número 4, 7 cartas con el 7, etc.) más dos comodines, lo que suma un total de 80 cartas. Cuanto menor es el número, mejor es la carta. Se reparten todas las cartas y los jugadores, por turnos, juegan todas las cartas que quieran de un mismo número. El siguiente puede jugar el mismo número que el jugador anterior o números inferiores. Si no puedes o quieres echar carta, pasas. Si todos los jugadores han pasado después de una carta tuya te toca otra vez, pudiendo echar el número que desees. Gana el que primero que se queda sin cartas, pero se sigue jugando hasta que sólo un jugador tenga cartas en sus manos. Como veis es un juego muy simple con una mecánica sencilla que posiblemente os recuerde a algún otro juego de cartas (con baraja española o francesa) o de dados. ¿Dónde radica la gracia de este juego? Pues en que es tremendamente adictivo y bastante divertido.

Ficha.

Título: El gran Dalmuti
Autor: Richard Garfield
Publicado en España por Devir.
Precio: 15 €
Jugadores: de 4 a 8.
Recomendado: mientras más jugadores, mejor (ideal para fiestas).
Edad: 8 años en adelante.
el gran Dalmuti

Resumen de juego

Además de las reglas con su fundamento abstracto, hay una especie de temática que vincula al juego y que le da mucha personalidad. En este juego hay escalas sociales, y el que gana se convierte en el gran Dalmuti, siendo una especie de rey, y los que van ganando a posteriori componen una jerarquía social (por ejemplo el segundo, alto aristócrata, el siguiente, rico mercader, bajo burgués, sirviente y mendigo). En función de tu escala social tu función es escalar puestos, y en el caso del gran Dalmuti, mantenerte. Las posiciones se determinan por el asiento en el que estás, estando la escala social representada por el orden de las sillas. Esto hace que en cada partida haya que estar cambiando de asiento. El ajetreo del movimiento y el recochineo de los que ascienden sobre los que pierden puestos o se mantienen en la miseria es muy divertido.
Por otro lado este juego incorpora una clara injusticia. Mientras que otros juegos se esfuerzan por la igualdad, e incluso se crean reglas especiales como hándicaps para el jugador que tenga una ventaja por orden de turno, aquí ocurre totalmente lo contrario. Este juego se esfuerza por ser injusto como la vida misma. No es el único porque hay varios juegos de cartas clásicos que tienen injusticias parecidas a la de este juego. Por una parte hay un pago de impuestos al comenzar la partida. El último jugador en la escala social (el que sería como el mendigo, que en el juego se le conoce como el gran peón) tiene que darle sus dos mejores cartas al gran Dalmuti, y éste le entregará sus dos peores. Por otro lado el peón -el segundo peor- le entregará al pequeño Dalmuti -el segundo mejor- su mejor carta para recibir la peor del otro . Además de esta tremenda desventaja, el gran Dalmuti comienza siendo el primero en jugar, seguido por el pequeño Dalmuti y los siguientes puestos de la escala social. Estas desventajas hacen que salir de los últimos puestos sea un gran regocijo, aunque el ascenso no sea muy grande.
Es un juego apropiado para un grupo numeroso de gente y su duración es básicamente hasta que os hartéis de jugar, puesto que la gracia es echar varias manos, y cada una puede durar alrededor de unos 10 minutos. Eso sí, os aviso que el juego engancha mucho, y que una vez empezado es difícil decidir cuándo acabar, y es muy común escuchar “venga una última mano”, “venga otra última mano”, “otra más y esta ya es la definitiva”.
Si bien podéis jugar al gran Dalmuti cogiendo cartas de tres barajas, os recomiendo la compra del juego, porque los dibujos de las cartas son bastante bonitos y ayudan a entrar en el “roleo” del juego. Además es medianamente barato y es muy recomendable si vuestros amigos no son frikicillos del mundo de los juegos de mesa. Quizás cuando les expliquéis las reglas y lo de la escala social pongan caras raras, pero después seguro que os lo pasaréis bien.



espero que os haya gustado.

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